1936-10 Resolución del CE del POUM sobre la actual situación política

Extracto del periódico La revolución española, edición francesa del POUM Nº 5 del 7 de octubre de 1936. Traducción al español de Les Cahiers du CERMTRI Nº 38, París, CERMTRI, septiembre de 1985, pág. 53.

RESOLUCION DEL COMITE CENTRAL DEL POUM SOBRE LA ACTUAL SITUACION POLITICA

La imperiosa necesidad de llevar la guerra hasta la exterminación total de los fascistas, de conducir la economía del país hasta el socialismo, único medio de reconstituir esta economía destruida por la guerra civil y de transformar radicalmente la estructura política y social de la República, impone la formación de un gobierno obrero.
Este debe romper absolutamente con la legalidad republicano-burguesa
de antaño, procediendo a la convocatoria inmediata de las Cortes Constituyentes, elegidas por los Comités de obreros, campesinos y de soldados, que elaboren la constitución del nuevo régimen surgido de la revolución.
En Cataluña, por una parte, gracias a la existencia de nuestro Partido, que siempre ha mantenido su fiel orientación a los principios del marxismo revolucionario, y por otra parte, por la CNT y la FAI que, a pesar de su confusionismo ideológico y sus errores de táctica, representan un importante impulso revolucionario de las masas obreras, la política del Frente Popular no ha causado los mismos estragos que en el resto de España, en donde el Partido Socialista que detenta la dirección del movimiento y el Partido Comunista se han convertido en apéndices de los partidos republicano-burgueses y se esfuerzan por contener el avance de la revolución proletaria. Gracias a estas circunstancias, en Cataluña, la pequeñoburguesía republicana se ha sentido arrastrada por la impetuosa corriente revolucionaria hasta el punto que, de acuerdo a la orientación y los objetivos del movimiento, ha adoptado posiciones más avanzadas que los socialistas y los stalinistas.
A partir de los primeros momentos, la revolución tomó en Cataluña un carácter proletario y la clase obrera se volvió dueña absoluta de la situación. Los órganos normales del gobierno siguen existiendo normalmente, pero la aparición de organismos paralelos como el Comité Central de las Milicias y el Consejo de la Economía los ha reducido a una pura ficción. Esta coyuntura, comprensible al comienzo del movimiento, ya no se corresponde con la situación. Se impone la constitución de un poder fuerte, que sea capaz de retomar los deseos de emancipación del proletariado y de crear la nueva legalidad revolucionaria, basada en la expropiación de la burguesía y en el establecimiento de las bases de la economía socialista. Esta misión puede cumplirla solamente un gobierno obrero. En este sentido, el Comité Central estima, hoy como ayer, que este gobierno debe estar formado exclusivamente por partidos obreros y organizaciones sindicales, pero si este punto de vista no es compartido por las otras organizaciones obreras, no lo impondremos, tanto más cuanto que el movimiento republicano de izquierda en Cataluña tiene un carácter profundamente popular -que lo distingue radicalmente del republicanismo de izquierda español, esencialmente burgués- y que las masas campesinas, los sectores obreros que constituyen su base, se orientan decididamente en el camino de la revolución y están fuertemente influenciados por los partidos y las organizaciones proletarias.
Lo importante es el programa y la hegemonía garantizada del proletariado.
En este camino, no puede haber dudas: el nuevo gobierno que se forme debe hacer una declaración de principios sin equívocos, afirmando su voluntad de traducir en legalidad revolucionaria el impulso de las masas, que se orientan hacia la revolución socialista.
En cuanto a la hegemonía proletaria, la mayoría absoluta de los representantes obreros la asegurará plenamente.
Un gobierno con este carácter imprimirá una gran aceleración a la
revolución en toda la península. El ejemplo de Cataluña envalentonará
a la clase trabajadora de todo el país y este ejemplo será seguido con entusiasmo, a pesar de los intentos de contener la revolución hechos por los partidos tradicionales de la clase obrera española. En conclusión, el Comité Central estima que el partido debe dar todo su apoyo a la formación de este gobierno y aceptar formar parte de él.
Esta colaboración podría fracasar solamente en el caso en que todas las organizaciones de la clase obrera no entraran en el nuevo organismo, y en primer lugar la CNT y la FAI. Si para obtener esta colaboración, es necesario renunciar al nombre de gobierno, nuestro partido no ve en ello ningún inconveniente. Que se llame Gobierno, Junta o Consejo, lo esencial es que inmediatamente se constituya este organismo que las circunstancias exigen imperiosamente.

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  1. Robert Shumake Says:

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    -Robert Shumake

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